El embrujo de la versatilidad: Rodrigo Rojas en Concierto en Querétaro
Por: Fermín Romero de Torres
En una noche en donde las estrellas complementaban inmejorablemente lo que vendría, el cantautor boliviano (naturalizado mexicano) Rodrigo Rojas, nos llevó en un viaje irrepetible a través de su gira “VERSIONES”, dejando una estela de magia y resonancia energética en cada acorde, como si las melodías fueran hilos que tejían el cielo nocturno que abrazaba al Prado 33 en Querétaro.
El escenario se convirtió en un universo paralelo donde las huellas de las letras se entrelazaban con los latidos del corazón. Rodrigo, con su voz electromagnética, era el maestro de ceremonias, guiándonos con destreza por senderos de emociones encontradas.
Cada canción era un pincelazo en el lienzo de la noche queretana, pintando paisajes de melancolía, amor, desamor y reflexión, mientras las notas flotaban en el aire como mariposas fugaces.
Entre las melodías que acariciaron nuestros oídos y aparcaron en nuestras almas se encontraban clásicos atemporales como “Miradas”, “Amor Adentro”, “Ayer se fue”, “Sirena”, “Si no estás tú”, “Crimen perfecto”, el estreno de la noche (y un adelanto de su próximo disco) la rancherisima y mexicana “No seré yo” así como la siempre conmovedora “Qué bien se ven”, cada una una joya tallada con maestría por el talento inigualable del astro boliviano de la canción en Español.
La noche no solo fue un merecidísimo reconocimiento a la música, trayectoria y esfuerzo de Rodrigo Rojas, sino también una oportunidad para celebrar el arte en todas sus formas. El poeta saltillense Alberto Garza y el cantautor queretano Luis Odriozola se unieron como invitados especiales, compartiendo su talento y pasión con el público entregado y fiel de Rodrigo. Fue un momento de comunión entre artistas, donde cada palabra y cada nota hacían de las suyas para mantener a los asistentes en una telaraña de sentimientos a flor de piel.
Rodrigo, como suele ser su costumbre, se mostró atento, respetuoso y receptivo ante sus compañeros de escenario y su audiencia, creando un ambiente de intimidad y conexión que trascendió las fronteras entre el artista y su público, convirtiendo esta en una noche digna de guardarse en el secreter del corazón.
Este concierto fue mucho más que una exhibición musical; fue un encuentro de almas afines, una celebración de la creatividad y la pasión por el arte. Fue una noche especial, pues no solo marcó el 11 aniversario de la promotora cultural Qrovarte, sino que también fue un regreso a los inicios, ya que, justamente, fue con un concierto de Rodrigo Rojas que dicha promotora dio sus primeros pasos (una curiosa y emotiva casualidad que añadió una capa adicional de significado a la velada).
Lo que vivimos los que estuvimos ahí fue un viaje mágico a través de las emociones, donde la poesía y la música fueron el idioma universal que nos conectó a todos. Una experiencia que trascendió el tiempo y el espacio, dejando una huella imborrable en nuestros corazones y recordándonos la belleza y el poder del arte que no persigue los espejos sino la trascendencia