El Canto del Pájaro no Sigue Reglas: Manifiesto para Músicos Auténticos
Por Gabriel Velázquez “El Gabo”
Querido cantautor y músico:
Sé que no es fácil.
La música te atraviesa como un relámpago, pero el mundo parece empeñado en dictarte cómo debe sonar ese trueno. Las presiones y expectativas vienen de todas partes: del público, de tus colegas, de las plataformas, de la radio, de tu familia, de tu historia. Hay una lista invisible de lo que se aplaude y lo que se mira con desconfianza. Lo que “vende” y lo que “no va a pegar”.
Pero te quiero decir algo: los artistas que transforman generaciones no son los que se adaptan perfectamente a su tiempo, sino los que lo desbordan. Los que se atreven a escribir canciones que no caben en un algoritmo, ni en la lógica de las disqueras, ni en las fórmulas de éxito prefabricado. Los que hacen arte no solo para entretener, sino para abrir una ventana distinta desde la cual mirar la vida.
Tal vez estás componiendo tu próxima canción y piensas que debería durar entre tres y cinco minutos, tener un coro pegajoso, repetir cierta frase, tener un puente que “eleve” la emoción… porque así se hace. Pero ¿y si no?
¿Has escuchado cantar a un pájaro?
Su canto no dura tres minutos, no tiene un hook reconocible ni cumple con el compás. Y sin embargo, esa canción es profundamente suya. Es comunicación, identidad, advertencia, deseo, necesidad. El canto del pájaro no busca complacer, busca ser. Y eso ya es más que suficiente.
A veces empezamos una obra con tantas reglas en la cabeza que apenas nos queda espacio para crear. Pensamos en la producción antes que en la emoción. En el equipo antes que en el impulso. En la “industria” antes que en el alma. Como si la única forma de pintar fuera sobre un bastidor rectangular. Como si escribir fuera solo llenar capítulos. Como si hacer música fuera seguir una receta.
Pero una canción no es solo una melodía atrapada en un género. Puede ser un susurro grabado con el celular, una improvisación fallida en tu sala, un poema hablado sobre un beat inacabado. Puede ser una pieza sin estribillo, una historia sin final, un intento sin red. El arte no siempre tiene que ser espectacular. Solo tiene que ser honesto.
Querido cantautor, querido músico: sé que no todo el tiempo te vas a sentir inspirado. Que hay días en los que te preguntas si todo esto tiene sentido. Pero justo ahí, en medio del ruido y la duda, hay un espacio fértil para hacer algo distinto. No lo que el mundo espera de ti. Sino lo que tú, desde lo más profundo, tienes para ofrecer.
Y si en el camino decides romper un par de reglas, incomodar a unos cuantos o desafiar tu propio estilo, que así sea.
El mundo no necesita más de lo mismo. Necesita más de ti.
Con admiración y respeto,
El Gabo