Greta Van Fleet: Los herederos del trono del rock
En estos días dominados por beats electrónicos y autotuning, Greta Van Fleet emerge como un rayo de esperanza para los amantes del rock clásico. Con riffs demoledores, voces agudas que rasgan el cielo y una actitud que grita “sexo, drogas y rock and roll” (bueno, quizás no tanto las drogas), estos chicos de Michigan están demostrando que el rock no solo no ha muerto, sino que está más vivo que nunca.
De garaje en Frankenmuth a estadios en todo el mundo
Formada en 2012 en el pintoresco pueblo de Frankenmuth, Michigan (sí, ese lugar famoso por sus pollos fritos y decoraciones navideñas), Greta Van Fleet no tardó en hacer temblar los cimientos del rock. Los hermanos Kiszka – Josh (voz), Jake (guitarra) y Sam (bajo) – junto con su amigo Danny Wagner (batería) pasaron de tocar en garajes a encabezar festivales en tiempo récord.
El sonido que despertó al gigante dormido
Con el lanzamiento de su EP “Black Smoke Rising” en 2017, Greta Van Fleet hizo lo impensable: logró que la gente volviera a hablar de rock en las fiestas. Su single “Highway Tune” no solo llegó al número uno en las listas de rock, sino que también consiguió que miles de millennials googlearan “¿Qué es un vinilo?”.
La comparación con Led Zeppelin fue inevitable. La voz de Josh Kiszka tiene ese “no sé qué” que te hace pensar que Robert Plant tuvo un hijo secreto en los 90. Pero lejos de ofenderse, hasta el mismo Plant los elogió, describiéndolos como “Led Zeppelin I” y llamando a Josh “un hermoso pequeño cantante”. Viniendo del Dios del rock, eso es prácticamente una bendición.
Más allá de las comparaciones: forjando su propio camino
Con su álbum debut “Anthem of the Peaceful Army” (2018), Greta Van Fleet demostró que no era un one-hit wonder. Canciones como “When the Curtain Falls” y “You’re the One” probaron que estos chicos no solo saben rockear, sino que también pueden tocar las fibras sensibles de la audiencia.
Pero fue con “The Battle at Garden’s Gate” (2021) cuando realmente se quitaron la etiqueta de “mini Zeppelin”. Incorporando elementos de rock progresivo y experimentando con arreglos más complejos, la banda demostró que no teme evolucionar. Sam Kiszka cambió el bajo por los teclados en varias pistas, demostrando que el rock puede ser tan versátil como pretencioso (en el buen sentido, claro).
Conquistando el mundo, un escenario a la vez
Greta Van Fleet no solo ha conquistado las listas de éxitos, sino también los escenarios del mundo. Desde tocar frente a 150,000 almas en el Lollapalooza de Brasil hasta compartir cartel con leyendas como Metallica, estos chicos han demostrado que pueden llevar su show a donde sea.
Y hablando de shows, si no has visto a Greta Van Fleet en vivo, no has vivido realmente. Josh Kiszka se pasea por el escenario como un chamán del rock, Jake hace que su guitarra llore y grite, mientras Sam y Danny mantienen el ritmo como si sus vidas dependieran de ello. Es como viajar en el tiempo a los 70, pero sin el mal aliento y la ropa de poliéster.
El futuro del rock tiene nombre… y es impronunciable
En estos tiempos donde el rock parecía estar en cuidados intensivos, Greta Van Fleet ha llegado como una inyección de adrenalina directa al corazón. Con un pie en el pasado y otro en el futuro, estos chicos están demostrando que el rock no solo puede sobrevivir en el siglo XXI, sino que puede prosperar.
Así que ya lo sabes, si alguna vez te preguntas “¿Dónde está el rock de antes?”, la respuesta es simple: está vivo y coleando en las manos de cuatro chicos de Michigan con un nombre que nadie sabe pronunciar correctamente. Larga vida a Greta Van Fleet, los herederos del trono del rock.
Sitio web oficial: Greta Van Fleet