Sinfonía inconclusa: la falta de compromiso en la difusión musical independiente
En el pentagrama de la música independiente, una nota disonante resuena con frecuencia: la falta de compromiso. Imaginemos una orquesta sin director, donde cada músico toca a su ritmo, sin partitura ni armonía. El resultado: un cacofonía sin alma, un proyecto destinado al fracaso.
Las herramientas abundan: blogs, redes sociales, plataformas digitales… Un sinfín de posibilidades para que los proyectos independientes de difusión musical hagan vibrar al público. Sin embargo, la falta de compromiso por parte de quienes forman parte de esta orquesta es el mayor obstáculo.
Por un lado, los medios independientes. A veces, en su afán por crecer, se olvidan de la esencia: la pasión por la música. Publican contenido sin cuidado, sin entrevistas a fondo, sin análisis crítico. Se convierten en robots que repiten las mismas notas, sin aportar valor a la experiencia musical.
Por otro lado, los artistas. Algunos, cegados por la fama o la comodidad, creen que su talento basta para conquistar al público. No se esfuerzan por preparar material atractivo, no se preocupan por comunicarse con los medios, no comprenden que la difusión es un trabajo en equipo. Son como instrumentos desafinados que pretenden sonar en solitario.
En el centro de la discordia, la falta de comunicación. Los medios no saben qué ofrecer, los artistas no saben qué pedir. Se habla de números, de seguidores, de estrategias, pero se olvida la música, la razón de ser de todo este esfuerzo.
¿Es posible alcanzar la armonía? Sí, pero solo si todos los integrantes de la orquesta se comprometen. Los medios deben ser críticos, apasionados, ofrecer contenido de calidad. Los artistas deben ser accesibles, profesionales, preparar material atractivo. Y ambos, medios y artistas, deben comunicarse, dialogar, crear una sinergia que haga vibrar al público.
Solo entonces la música independiente podrá alcanzar su verdadero potencial. Solo entonces, la cacofonía se transformará en una sinfonía memorable.