La vida
“La vida no vale nada cuando otros se están matando y yo sigo aquí cantando cual si no pasara nada.” – Pablo Milanés
Es una experiencia extraña tratar de entender como los años pasan por sobre nuestras cabezas y se llevan algo que no devolverán jamás. Hace apenas unas horas terminamos la grabación de Manifiesto, un dueto de muchachos que apenas rebasan los veinte años y ahora su deseo es el de cantar, la verdad es que lo hacen muy bien, pero más allá de eso también desean componer su propia música y están dispuestos a averiguar en el futuro cuál es su sonido, para qué están preparándose. Yo los miro con un poco de envidia porque si quizá yo hubiese tenido el hambre de ellos a los veinte años, a lo mejor mi historia se habría escrito de otra manera.
Quince días antes, este mismo sentimiento me rondó la cabeza cuando terminamos la grabación de Jaime Alejandro, otro cantautor local al que le había faltado dignidad a pesar de que le sobraba orgullo y aunque la crítica especializada dice que no le gusta el disco, no hay nada que pague la sonrisa de mi amigo y ver como puso en él toda su esperanza para tomar un avión y cruzar el atlántico, ahora está en España, a lo mejor sin un peso, pero con una ilusión infinita de hacer que las cosas pasen de una manera o la otra, cuando vino a despedirse, le noté en la mirada el miedo, la zozobra de no saber hacia dónde te lleva la vida, pero también le vi el deseo de dejarse llevar aunque le aterraran los monstruos del fin del mar.
Este año comienza con demasiados desencuentros y encuentros afortunados, gente que llora en mis presentaciones, ciudades donde no había estado antes, notas de canciones nuevas que suenan a dolores de antaño, ojos, muchos pares de ojos mirándome y esperando que tras de mis sonidos algo pase en su mundo ulterior.
Cantautores sin disco, discos sin cantores, mini escuelas de composición, letras, música, no sé si en verdad está sucediendo lo que me imagino o me estoy imaginando lo que está sucediendo, pero alrededor de la música se genera un verdadero Apocalipsis. No sé si todo mundo lo sabe, pero la palabra Apocalipsis significa “revelación”, no desastre ni terremoto parte madres, el verdadero Apocalipsis es una revelación trascendental que espera el momento idóneo para manifestarse una vez que la humanidad esté preparada para tal efecto.
Yo no sé por qué presiento que el día se está acercando, que cada vez estamos más listos porque estamos más solos, porque la tristeza ha dejado de ser un estado o un caso especial de la vida para convertirse en la vida misma, porque la soledad es la pandemia de este siglo que comenzó con un estado de depresión anímica importantísimo.
Casi estamos listos para recibir la revelación más importante de todas, estamos solos y sin embargo nunca estaremos solos, solo tenemos que mirar cómo la gente se saluda, se encuentra con gusto y a veces hasta deciden hacer algo por los demás como enseñarles a cantar, a escribir, a llorar, a terminar un disco, pero sobre todo a llorar.
La vida por sí misma es una revelación que pocas veces tiene sentido en nuestros paradigmas. Esperamos toda la vida para que frente a nuestras narices ocurra un milagro y a veces nos olvidamos de que el verdadero milagro está en vivir, en descubrir la vida.
Hace mucho que no comenzaba un año de esta manera.
Abel Velásquez”El Mago”
En Zona Acústica
Publicado el Julio 2004
La máquina del tiempo